«Dios no les matara? Houo tantos cuerpos ende tendidos tan bien adreçados que mas parecio ser hecho en dias que no en horas: fue mas diuino que no humano. Y quien aterro al perfido moro que ya las almenas touo por suyas todo encendido en·la victoria? Hizo le Dios por su gran clemencia. Quien les empacho que no descendiessen por las escalas ante que nuestro socorro llegasse? La fuerça diuina. Quien cego del»