«con ayradas manos mesays a verguença las canas de su veieç e consejos, y estays llorando la estima de vuestra juuentud que en anyos y dias tan tristes sin conoscer mj mal se paso, yo muchas vezes en las alturas de mis cielos de conpasion vuestra me dolia, y por remediar vuestros males los doblaua enviand·os mayores fuerças de amor, y el coraçon de vosotras halle tan endurescido que castamente penando la vida a la muerte»