«tibjo en lo ver que en bivas llamas de amor no ardiese donde no solamente los mancebos naturalmente suyos havn mas suyos los hazia mas la muy cansada veieç continentes y religiosos quyen ver lo pudo en el numero de·los amantes quedo, donde concluyo alli no quedo otra ley en el adorar sino la suya y como d·este su resplandor todos no ygual parte sentian, el rey de Persia a quyen el mucho mas que a otro»