«que fasta los enemigos mismos no se fartauan de le pregonar y subir. Llegando en fin la vejez del siempre victorioso y bienauenturado rey don Jayme començo de anocheçer nuestra España y a sentir el agrauio que la muerte le amenazaua fazer: que bien como su vida era quasi publica muerte de·los enemigos de Dios: bien assi la muerte del magnanimo principe daua quasi atreuimiento a los malos para se mas desconoçer y leuantar en soberuia y»