«a tiempo de hazer penjtencia de sus peccados y que ellos mesmos lo tomen con sus manos y aquel segreto que no entienden quexando·se por cosa graue que andan siempre mendigando, y digo que la necessidad en casos de amor es grande hartura, y menos lastima es de aber del romero que puede andar de puerta en puerta que del cuytado envergonçante que ninguno sabe sus males sino su alma, que lo siente, o ! quantas»