«viendo la el rey tan lindamente atauiada. plugo le mucho: y dixo a·la reyna. verdaderamente fueste tu necia en dexar los vestidos tan milagrosos y tomar la corona. E como vio la reyna la alabança de·la concubina. y su menosprecio. con sobrada ira tomo la escudilla de aquel tan precioso manjar que leuaua: y aboco la llena encima la cabeça del rey. de tal suerte que le ensuzio con·»