«reposo y holgura de·la presencia de Dios. O alma mia: no apartes de ti la memoria del siglo venidero: declinando a este dampnado maldito y mundano: trocando lo que es de pequeño precio y desestimado: por lo que ni tiene precio ni se puede estimar. Y no te acahezca lo que se lehe de vn mercader: el qual como tuuiesse en su casa preciosas mercadurias penso entre si y dixo. »