«la picaça. la qual estaua en lugar que hauia visto bien todo el negocio. Entonces el mercader muy irado dio dos·mil açotes a·la mujer. y ella creyendo que sus mesmas criadas lo hauian dicho al señor: daua·les muy mala vida y hazia en ellas mil crueldades. las quales le dixieron. Señora ninguna razon consiente que paguemos nosotras el mal que la picaça te haze. Sepas por cierto: que »