«dio la causa la inuidia de·la concubina. Tan grande es aqueste seruicio que hoy recibo de ti. que no lo quitara jamas de memoria en·el sceptro real la jniqua fortuna. Ruego te por·ende me trayas luego la reyna sin la qual no puedo viuir alegre.§ Despidio se luego Beled: y fue se para la reyna con muy grande alegria. y dixo le. Señora muy excellente: gracia has hallado »