«marauillados y tristes: huuiendo verguença de cosa tan fea. la qual por ser la señora de tan linda criança ellos no podian en manera alguna creher. E preguntaron al señor de·la casa si el entendia lo que las aves dezian: el respuso que no: saluo que el cantar d·ellas le parecia muy dulce: mas si vosotros entendeys algo d·ello. pido os de señalada merced me lo querays declarar. »