«el lebrel. Entonces con gran arrepentimiento de hauer muerto su perro tan stimado: con dolor y mucha tristeza: dixo. Ya pluguiera a Dios que este nyño nunca nasciera: por cuya causa yo he sido tan ingrato de seruicio tan señalado. E tornando la mujer del baño fue muy espantada en ver muertos el perro con·la sirpiente. e siendo informada del caso: dixo. Verdaderamente aqueste es el prouecho que hombre recibe »