«Dios el niño cobro la palabra: y dixo. Ninguna melezina puede remediar aqueste mi mal: saluo aquel hermitaño que lieuan a·la horca sentenciado a muerte sin culpa. el qual passando por mi pierna la mano me basta sanar. E en·esse punto mando el rey corriendo traher lo ante si. e pregunto le de·la forma de su viuir: el qual le conto quanto con·los animales brutos e con·»