«tanto que podrian hartar bien su codicia. E al estruendo d·ellos desperto el cauallero. el qual conjecturando que tal ruydo a tal hora no podia ser sino de ladrones: muy a·passito desuelo su mujer: y con muy sumida voz le dixo. Señora: sentido he que en nuestra posada han entrado algunos por hurtar. querria yo que me preguntassedes de donde: y en que forma he ganado yo tantos bienes »