«le podemos nosotros matar. Plugo mucho al ximio sarnoso el consejo del sano: creyendo proceder de compassion y amor. e dende que llegados al lugar donde dixiera: no hallando sirpiente ni gente: dixo el ximio sano al doliente. Por cierto bien paresce que la gente que aqui yo vi no pudieron matar la sirpiente: e quiça ella con el recelo que d·ellos tuuo no oso salir de·la cueua. Por·»