«grandes señores: ninguno tiene inuidia del malo. Y si por ventura mi consejo alguna vez no alcanço el fin tan prospero: como su señoria crehia. no fue culpa de la santa: y recta intencion: que siempre tuue a·las cosas de su seruicio. mas malignidad de Fortuna que no consiente perpetuo sossiego en stado alguno. Mire pues su alteza: que en·el mundo hai mucho major cuenta de malos: que de·»