«E pues la merced es muerta. e biue mi afincado e leal amor paresce claro que solo la libre voluntad fue causadora e no otra prouechosa esperança. la qual voluntad commo aquel que mira e acata el agudo e blanco cucillo que tiene en·la su diestra ante puesta primero la pena que es morir. la muerte quiere e con deseosa sed la busca. assy sin esperança de toda merced de »