«peleando como leones: quedo solo el alcayde que ya viuir no quisiera: sino que Dios le guardaua que golpe no le açertaua de muerte: subieron a·la postre dos caualleros françeses: y de que vido que las armas le fallecian deslazo·se el yelmo y con aquel arremetio para el primero: y tan gran golpe le dio con·el por las quexadas que le derribo los dientes de·la boca: y dio con·el la»