«quien le oye como increyble. No pienso que haya vna ciudad assi populosa rica ni grande ni que tanto pueda en todo el mundo como es aquella llamada Alcayre de Babilonia. Ende mercados paños de seda bestias monstruosas y armas algunas. Venimos fuera en otra plaça donde se vendian a precio los hombres assi como bestias: era grande compassion de ver los niños que stauan mirando como los vendian y a quien los mercaua. En este»