«don Carlos trahia consigo diez cadenas al arçon de·la silla postrero cada qual con su collar de fierro en que ponia el cuello del que pagar no podiesse: y a manera de vn can desauido le leuaua de tras arrastrando por todas las calles del lugar do moraua: y despues con vn fierro fogoso le marcaua al triste la fruente por que fuesse como bullado por doquier que andouiesse a gran vituperio de todos los suyos. Lo»