«pueden las lenguas de·los maldizientes e disfamadores que las alabanças e defensas de nuestros amigos: empero despues de la muerte no quien mas que scriuio para·mientes la gente. E acahece artas vezes que alabamos vna cosa quando el nombre del auctor e fazedor no sabemos e despues de supido parece que solo aquello nos empeece e turba el juhizio a mudar e repentir nos de lo que primero hauiamos »