«la llama de tan gran fuego amatar. Empero comio mas no era tal ni comio tanto como acostumbraua. E como en esto estando los pensamientos como vn tropel de enemigos le en·derredor cercasse e de cada parte le alanceassen e le leuassen ya preso al mundo leuantando se començo de noche por el yermo fazer su camino e ir a la ciudad. Mas despues de amanecido haun la ciudad estaua lexos »