«los officios de la vida sin cuerpo pareciendo le razonable deuer dar en el desierto manjar celestial a aquel que velando esperaua al rey del cielo porque de·los manjares del cielo comiesse. Queriendo pues Dios haun en este mundo remunerar le su buen proposito tomo cuydado de le proueher de comer ca requiriendo le necessidad de natura entrando en su cueua fallaua puesto pan en·la mesa de sabor e »