«pelos so color de le honrar e comiença le de apalpar blandamente la cerviz e frotar la garganta. En fin por abreuiar lieva se catiuo al cauallero de Christo. E començo luego de turbar se en si mismo e encender se no recordando se de·los trabaios passados ni de la religion ni de su proposito e faze pleytesia con el carnal desseo de su corazon. E entre los secretos de »