«bien merecia el Señor le aparejo el gualardon como a aquel que estouiendo en el cuerpo a semejança de·los angeles vsaua de·los officios de la vida sin cuerpo pareciendo le razonable deuer dar en el desierto manjar celestial a aquel que velando esperaua al rey del cielo porque de·los manjares del cielo comiesse. Queriendo pues Dios haun en este mundo remunerar le su buen proposito tomo cuydado de »