«los frayles que en·derredor stauan el llanto e ploro d·ella que fuya oian. E dende adelante aquel varon touo por costumbre de tener con la nuda mano el rusiente fierro sin dañar·se.§ Pues como houiessemos venido a este: e con humanidad nos houiesse recebido demandauamos le que nos fablasse: o de sus virtudes o de las de aquellos que sabia tener santa conversacion. Entonçe dixo nos: En este vezino yermo »