«Salamon: a los burladores Dios los paga, e al fin las burlas tornan sobre sus cabeças; a los leales Dios les da la su graçia. Dize Caton: non te fagas escarnio del dicho de otro, atal que non seas escarnido, ca es suzia cosa quando la culpa reprehende al reprehendedor; e asy jamas non fagas escarnio de otro, ca ninguno non es sinse viçio. Dize Santlustio: los burladores son fechos»