«turçiman del coraçon, el ojo es la vergueña. No es ninguna dolor tal como del ojo, nin pensamiento como deuda. Vn ojo ha verguença d·otro. La oreja es enbudo del coraçon, el coraçon es atalaya del cuerpo. Lo que es bueno al figado, es contrario a la melsa. Dixeron al çiego: tu casa se quema; e dixo: ojos que lo viesen. § .lxiii. franqueza e la nobleza,»