«deuemos tener gran diligencia: ca deuemos nos guardar que ninguna codicia ni deleyte carnal ni vano desseo e que no es segun Dios finque raizes en nuestro pensamiento. Ca de las tales raizes luego brotan vanos e desaprouechados pensamientos e son tan enojosos que ni haun faziendo oracion nos dexan ni stando nos en·la presencia de Dios e rogando por nuestra salud han verguença. ante nos arrebatan el catiuo pensamiento. »