«que subjr podia hombre al castillo, enujo algunos pocos de·los mas perfectos centurjones, con los quales mesclo de·los mas voluntarjos caualleros e los trompetas, qui con·las cabeças descubiertas, e con los pies desnudos, a fin que por las penyas e por las rocas, la via suya fuesse mas leugera, trossados a·las spaldas sus escudos e sus armas. Aquestos gujando el dicho ligurjano, ayudantes se con los dardos»