«a ti mismo en el altar de tu coraçon como sacrificio perpetuo. conuiene saber encomendando fielmente tu cuerpo: e alma en la honra de mi nombre. por que en esta manera merezcas dignamente llegar a offrecer a Dios el sacrificio: e recebir saludablemente el sagramento de mi cuerpo. Ca no hai offrenda alguna mas digna: o mayor satisfaccion: para quitar los peccados: que en la missa: e en la communion: offrecer»