«con la abstinencia los vicios de·la carne se deuen matar, mas no la carne. E menester es que sepa cadavno la arte de·la continencia: para que mate los vicios: e no la carne. Ca muchas vezes mientra stouiendo en ella perseguimos el enemigo: matamos la carne: la qual amamos. Lo segundo que nos pedira: sera: si castigamos el cuerpo con disciplina: corrigendo le de·la rebeldia,»