«quyere en fin de su vida suene mucho en la destruycion vuestra su muerte si a defender·lo os pusieredes, la qual soberbia y muy conoscida locura entre nos no se crehe, que personas tan discretas en tal errada cayesen, mas si en esto determjnays de muy cierta batalla o victoria nuestra os hazemos ciertos, y quanto a la quexa que days que venimos a poseher y sojuzgar el mundo y tierras que ya perdimos, si»