«es siempre reynar. E no cesse de repentir·se, y thesorizar con·la sagrada doctrina euangelica, aquello que nos reza el glorioso Bernardo. Para que dessean las virtudes, los que ignoran la virtud de nuestro redemptor y maestro? Donde hallaran la verdadera prudencia sino en su marauillosa doctrina? Donde la verdadera justicia, sino en su misericordia infinita? Donde la complida fortaleza, sino en su bendita passion? Donde la verdadera templança, sino»