«y humildes suplicaciones: ca tu eres mi fortaleza y refugio: y en tus piadosas manos encomiendo mi vida y mi alma: ahora y eternalmente para siempre jamas. Ca si tu señor me despides: quien me recojera? y si tu no me quieres veer: quien me saluara? si tu me desmamparas: quien se me allegara? pues no hay quien pueda soccorrer saluo tu. O misericordioso señor delante ti digo mi culpa, e»