«no hay quien pueda soccorrer saluo tu. O misericordioso señor delante ti digo mi culpa, e recognozco mis yerros: pues tu solo eres el que me puedes sanar: y ahun que fuere muerto, me puedes resuscitar: ca mucho mayor es tu misericordia, que mi peccado: ni podria yo tanto errar, como tu perdonar. perdona me por·ende señor, como perdonaste la mujer adultera, o como huuiste merced a·la cananea. libra»