«aquexa de me socorrer: y hiere con tu cuchillo los que me persiguen, y me dan empacho: porque no te ame y te sirua: porque de soberbios no digan, persigamos le, que Dios lo ha desmamparado: prendamos le, que ya no hay quien lo libre de nuestras manos. Pues piadoso Jhesu sperança cierta, y salud de·las almas, aconhuerta mi desconhuerto: ca a ti solo delibero seruir y temer, pues eres»