«saluo tu hijo de Dios biuo, sin principio, medio, ni fin: a quien es deuida gloria y honor para siempre jamas.§ Por·ende a tu gloria y alabança señor, ganoso de recordar quanto por nuestra instruccion y enxemplo, ante de tu passion sacratissima, con actos muy salutiferos y necessarios nos ordenaste: poniendo siempre delante mis ojos, los merecimientos de nuestra general redempcion, quan deuotamente pudiere, pregonare aquella sanctissima penitencia, aquel ayuno»