«escojer en·ella discreto confessor, que nos guie. O amor entrañable y mayor de quanto se puede pensar, pecamos nosotros, y el recibe la pena. somos nosotros los dolientes, y el toma las melezinas. O redemptor mio lleno de caridad paternal: por curar nuestras dolencias, te plugo en tu gloriosa persona recebir melezinas tan fastigosas y amargas. Curaste nos señor por dieta, quando ayunaste en·el desierto tan aspero. Curaste nos»