«que temptar nos de demasiado feruor. porque como quiera que nuestra caridad deua ser sin mesura: el modo y los actos d·ella deuen ser discretos y muy mesurados: como dixo nuestro maestro Jesu, el spiritu ardiente es promptissimo: mas la carne es defectuosa y doliente. E por·ende el diablo contra los mas perfectos arma el engaño de alguna operacion virtuosa: por lo qual es necessario, y nos conuiene examinar»