«la temptacion y tribulaciones. Concluyamos pues con Ambrosio. O hermanos carissimos. la sagrada escriptura nos enseña la guerra contra la carne, contra la sangre, y contra el demonio. la batalla esta ya puesta delante: y designada la corona para el vencedor. ninguno saluo el que vinciere, podra ser coronado. ni podra vencer, sino el que haura bien peleado. y sera mayor la gloria y el fruto de·la corona: donde haura»