«ciertos de·la gloria que nos predicaua. Conosce pues, o alma christiana quan gran prenda huuimos de nuestra bienauenturança: no fue otra cosa la transfiguracion, sino vna prenunciacion del aduenimiento segundo, en·el qual nuestro redemptor y sus sanctos resplandesceran mas claros que el sol. En aquesta transfiguracion el esplendor del rostro significaua la claridad de·la diuinidad: y el splendor de·los vestidos la claridad de·la humanidad. Contemplemos hermanos»