«verdadera fe y sperança: no sabe Dios que aquel tal sea perdido. E dende el redemptor y maestro supo que con la sperança de su venida, le hauian puesto en·el sepulcro: llego por compassion al lugar donde estaua: y cato lo con los ojos de misericordia: y demostrando su piadosa afecion: començo de llorar. por enseñar nos que para quitar el pecado, son a nosotros necessarias las lagrimas. Onde»