«judios induzidos por tan diuinos señales: seguian la doctrina sancta del saluador. O locos llenos de ponzoñosa malicia. Trabajauan de matar aquel al qual el omnipotente hauia resuscitado: como si otra vez no le podiesse resuscitar. O pensamiento loco, como reza Augustino. O ciega crueza. Crehian los descreydos, que el piadoso señor que hauia resuscitado a Lazaro muerto: si ellos con sus manos le matassen, no le pudiesse resuscitar. Todo lo»