«recordando su singular beneficio, fazer estremos de llanto: viendo nuestra señora siempre virgen y madre tan cercada de congoxosas passiones? O sacrilego Judas maldito, como podias mirar tantas lagrimas sin mezclar en·ello algo de compassion? Como podias tractar y consentir en·la muerte de aquel, de cuyas manos hauias recebido la vida? No pudieran vencer tu insaciable cobdicia: las angustias y lloros de·la delicada madre de tu redemptor? No»