«la qual despues de hauer te fecho gracias de tu piedad: te diera quanto ternia, hasta quedar del todo desnuda, por complir con tu diezmo. Mas tu como despiadado sangriento, armaste el arco de tu ponzoñosa malicia contra tu señor y maestro: y con·la mesma saeta que le pensaste matar: le procuraste tan milagroso triumpho de vida sin fin: y matando a ti solo, a todos nosotros no pensando diste»