«seca en·los hombros: y coronar·le de spinas. O cosa de gran marauilla, y de repentino repentimiento, por honor excessiuo desnudar hoy sus vestidos, porque ahun el asna que caualgaua no tocasse en·el suelo: y tan poquito despues desnudar le sus vestiduras, y echar suerte sobr·ellas. Mas fue todo para nuestra redempcion muy necessario, como reza Ludolpho: porque por el amargor de nuestros pecados, çufriesse el buen redemptor»