«nuestra miseria y necessidad, como escriue Augustino: el niño nasce llorando: y con·las lagrimas haze testigo de su miseria. O cosa de gran admiracion. Ahun el que nasce no sabe hablar: y ya llorando prophetiza las miserias que son por venir. La segunda vez lloro en·la resurreccion de Lazaro: por vn sobrado amor y compassion entrañable: significando la dilacion del reyno del cielo: mandando·le boluer a·la vida,»