«Jhesu no nos eche rigorosamente del templo por nuestros merescimientos: ni entre con nosotros en juyzio segun nuestros pecados: mas plega·le de nos dar tiempo para emendar nuestras culpas, por tal forma, que todos juntamente, los ecclesiasticos y los seculares, disponiendo nos en su sancto seruicio: merezcamos ser llamados fijos y herederos del sempiterno reyno del cielo. Quedando despues en·el templo nuestro redemptor y maestro, enseñando su sagrada doctrina»