«diuina: luego sano quantos ciegos y mancos llegaron a el. por enseñar a·los juezes y a·los prelados, que por quanto quier grande y sobrado honor les hagan sus subditos: no oluiden con·el rigor que conuiene de castigar sus delictos: ni dexar por esso el dulçor de·la misericordia a enxemplo del redemptor. Viendo pues los principes de·los sacerdotes y los escriuanos tan esclarescidos milagros: y que hasta»