«Mansueto y piadoso señor, enxemplo de verdadera humildad: tu que lauaste los pies de tus santos apostoles: por alimpiar los de·las afeciones terrenas, y del desorden de·la sensualidad. Ordena señor mis desseos, porque alimpiados por fe y por caridad, no quede en·ellos manzilla de imperfeccion y pecado: pues con·el padre etcetera.§ Supiendo pues el buen señor y maestro que venia su hora eternalmente ordenada, en·la qual»